domingo, 16 de noviembre de 2014

Teoría del conocimiento según Hegel

Para Hegel el saber absoluto es previo a todo conocimiento, este avanza a través de las problemáticas debatibles que se presentan (dialecto) pero no es protagonizado por las personas, si no por el "espíritu absoluto" o idea. 

Según Hegel el conocimiento avanza en los tres momentos de la dialéctica: 

El 1 momento-Tesis- : El ser en sí (Abstracto racional) 
Lo expresó como momento de lo inmediato que aun no es verdadero ni desarrollado pero la contradicción lo separa de si mismo. 

El 2 momento Antítesis: La existencia o ser para sí (Dialéctico)
Aquí lo que es en sí se desarrolla, entra en existencia al "desenvolverse" a esto llamamos diferenciarnos y salir  de sí. En este momento nos encontramos en medio, osea en evolución, se cataloga como perturbación o alineación.

El 3 momento-Síntesis-: El ser en y para sí (Expectativa racional) 
En este momento se basa en lo que existe en sí y para sí, acá todo se une para volverse concreto, comprende la identidad que lo diferencia y puede aprender en totalidad. 


De esta manera Hegel nos presenta la razón por lo tanto es el origen de la realidad; y así mediante el estudio de la lógica, o sea de las operaciones que la razón requiere, va realizando sus tesis, luego las antítesis, luego otra tesis superior y así la razón misma va manifestándose en las formas materiales, (dejando la abstracción explicada anteriormente) en las matemáticas, en la física, en los seres vivos, en el intelecto, en la mente, en el humano y en la historia la cual es el inicio para Hegel.


El ser del hombre es indeterminado y posee contrastes, tiende a establecer diferencias, a preferir, a transformar y proyectar su ser en nuevas potencias y características que enriquezcan su naturaleza inmediata con las creaciones culturales y con la adquisición de un carácter.

La filosofía de Hegel está enmarcada por los conceptos de las “astucias de la razón” y “la burla de la historia”; la historia conduce a los hombres que creen conducirse a sí mismos, como individuos y como sociedades, y castiga sus pretensiones de modo que la historia-mundo se burla de ellos produciendo resultados exactamente contrarios, crea también realidades y símbolos ocultos al mundo y accesibles sólo a los cognoscentes, es decir, aquellos que quieren conocer.

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